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"Pasé muchos días en casa llorando": La emotiva carta de Rafael Nadal tras su retiro del tenis
Rafael Nadal ha compartido una carta muy emotiva a poco menos de un mes después de su retiro pistas. El extenista español ha recordado la lección más importante de su carrera con apenas 12 años.
Rafael Nadal se retiró hace pocas semanas del circuito ATP, un ex tenista ya, quien protagonizó una legendaria carrera en la que sumó enormes triunfos, pero en la que también luchó como un humano más aunque pareciera inmortal, o de otro planeta.
El zurdo de Manacor reveló lo que ha pasado por su mente, los grandes momentos, las lecciones aprendidas, las victorias, las caídas y más en una carta muy especial en la reconocida web “The Players Tribune”, titulada “El Regalo”.
Una lección que aprendió a los 12 años
El manacorí, de 38 años, inició con una lección que aprendió cuando era niño: “Tenía alrededor de 12. En esa época me encantaba ir a pescar, soy de Mallorca y el mar es parte de mi vida. Un día salí a pescar cuando podría haber estado entrenando. Al día siguiente, perdí un partido. Recuerdo que estaba llorando en el coche de vuelta a casa, y mi tío, que a esa edad tenía una gran influencia en mí, y que fue quien me hizo enamorarme del tenis, me dijo: "Está bien, es solo un juego. No llores ahora, no tiene sentido. Si quieres pescar, puedes pescar. No hay problema. Pero vas a perder. ¿Si quieres ganar? Si quieres ganar, entonces tienes que hacer lo que tienes que hacer primero". Si la gente me ve como un perfeccionista, eso viene de esa voz interior que me hablaba en el viaje de regreso a casa. Esa que nunca me ha dejado”, recordó el europeo.
"Sus héroes"
Desde joven, el español no tenía ídolos deportivos, sus “héroes” eran personas que él conocía en la vida real. Sin embargo, de adolescente, vivió una experiencia inspiradora: “Jugué con Carlos Moyá, también de Mallorca. El campeón del Abierto de Francia y el primer jugador español en ser número 1. Estaba nervioso solo de pensar que iba a golpear algunas pelotas con él. Fue una experiencia inolvidable, una ventana a otro mundo. Me hizo soñar un poco más. Un día, tal vez pueda jugar en Roland-Garros…”, relató el 14 veces ganador del Grand Slam de París.
El dolor de las lesiones
Por otro lado, Nadal se refirió a uno de sus grandes maestros: el dolor. "Me lesioné cuando tenía 17 años y me dijeron que probablemente nunca volvería a jugar al tenis profesional. Aprendí que las cosas pueden terminar en un instante. No era solo una pequeña fractura en mi pie, se trataba de una enfermedad. Una enfermedad sin cura, solo se podía gestionar: Síndrome de Mueller-Weiss. ¿Qué significa eso? Pasas de la mayor alegría a despertarte al día siguiente sin poder caminar. Estuve muchos días en casa llorando, pero fue una gran enseñanza de humildad, y tuve la suerte de tener un padre que siempre fue muy positivo. “Encontraremos una solución”, dijo. “Y si no la encontramos, hay otras cosas en la vida fuera del tenis.” Por suerte, La Fiera halló la respuesta.
Las alegrías de su carrera
El Matador se adueñó de 22 Majors y rememoró las alegrías que nunca olvidará: "La Copa Davis en 2004, Roland-Garros en 2005, por supuesto Wimbledon en 2008. Pero luego está mi primer US Open (2010), y cuando cerré el círculo de los torneos del Grand Slam en Melbourne (2009). Y no olvido esos torneos como Madrid y Barcelona en mi país, o Indian Wells en Miami, o Cincinnati, donde gané por primera vez en 2013, o el hermoso Montecarlo, o la sensación especial de Roma, o Shanghái y Pekín con esos increíbles aficionados… Canadá, México, Chile, Brasil, mis primeros días en Buenos Aires… muchísimos momentos. Me siento lleno de recuerdos increíbles. Sin embargo, nunca puedes dejar de exigirte. Nunca puedes relajarte. Siempre necesitas mejorar, eso ha sido la constante de mi vida. Así fue como me convertí en un mejor jugador”.
"Pasé por un momento difícil"
El español, dueño de proezas inigualables, argumenta su virtud de persona: “Durante 30 años, la imagen que transmitía al mundo no siempre era lo que sentía por dentro. Honestamente, siempre he estado nervioso antes de cada partido que he jugado, eso nunca se va. Cada noche, antes de un partido, me iba a la cama sintiendo que podía perder (¡y también cuando me despertaba por la mañana!). En el tenis, la diferencia entre los jugadores es muy pequeña, y entre los rivales aún más. Cuando sales a la pista, cualquier cosa puede pasar, así que todos tus sentidos deben estar despiertos, vivos. Durante la mayor parte de mi carrera fui bueno controlando esas emociones… con una excepción. Pasé por un momento muy difícil, mentalmente, hace unos años. Al dolor físico estaba muy acostumbrado, pero hubo momentos en la pista en los que tenía problemas para controlar mi respiración y no podía jugar al más alto nivel. No tengo problema en decirlo ahora. Después de todo, somos seres humanos, no superhéroes. Lo que más me enorgullece es que nunca me rendí. Siempre di lo máximo”.
"Inventar es difícil, copiar es mucho más fácil'
“El tenis es un maestro para la vida misma. La mayoría de las veces no ganar el torneo en el que juegas. No importa quién seas, al final de muchas semanas, has perdido”, sintetiza, crudo Nadal, quien continúa: “Espero que mi legado sea que siempre traté de tratar a los demás con profundo respeto. Esta era la regla de oro de mis padres. Cuando era un niño, mi papá siempre me decía: 'Inventar es difícil, copiar es mucho más fácil'. No hablaba de tenis. Hablaba de la vida. Mira a tu alrededor y observa a las personas que admiras. Actúa como ellos, y probablemente vivirás una vida feliz. Simplemente traté de despertar cada mañana y mejorar un poco para poder seguir el ritmo de ellos”.
Por último, el ganador de dos medallas olímpicas doradas sentenció: “Durante más de 30 años he dado todo lo que podía a este juego. A cambio, he recibido alegría y felicidad. Sinceramente, Rafa”.